Éxito de participación y público en la Verbena del Mantón

Ramales de la Victoria celebró el pasado sábado una de las Verbenas del Mantón más exitosas en cuanto al número de parejas participantes. Concretamente, 92 parejas bailaron en la Plaza de los Jardines al son del organillo y de la Banda municipal de música desde las once de la noche hasta bien entrada la madrugada, ellas ataviadas con el tradicional mantón de Manila y ellos de rigurosa etiqueta.

Este espectáculo, declarado Fiesta de Interés Turístico Regional, fue presenciado por más de cuatrocientas personas en las gradas instaladas por el Ayuntamiento de Ramales. Finalmente, también la climatología se unió a la fiesta y a los pocos minutos de iniciado el baile, dejó de llover sobre la villa en la que confluyen el Asón y el Gándara.

Los ganadores de la edición de este año fueron Eva y Mariano Eguizábal, mientras que el mejor mantón lo lució Elena Casado, acompañada por Manuel Gómez. El jurado estuvo compuesto, además de por las autoridades locales, por Juan José Sota Verdión, consejero de Economía del Gobierno de Cantabria y José Luis Gochicoa, director general de Obras Públicas.

César García, alcalde de Ramales, se felicitó por el incremento de la participación y por la cada vez mayor presencia de jóvenes parejas locales en la Verbena, y quiso animar a los visitantes del evento a volver a vivir “la experiencia de visitar Ramales y los valles del Asón y el Gándara y conocer las maravillas paisajísticas de nuestro entorno, desde el nacimiento de los ríos que dan vida a nuestros valles hasta las impresionantes cuevas prehistóricas que destacan a Ramales como asentamiento humano desde los tiempos más remotos”.

Una fiesta con arraigo desde el siglo XIX

Cuenta la historia que en los meses de abril y mayo de 1839, durante la batalla de Ramales en la primera guerra carlista, durante la huida del General Maroto, éste dejó abandonado un baúl con mantones de Manila. Tras una cruenta batalla, y cuando el General Espartero entró triunfante en la villa, encontró el baúl y regaló los mantones a las mujeres del pueblo que le vitoreaban. Aquella gesta militar puso apellido a la villa, que desde esa fecha pasó a denominarse Ramales de la Victoria.

Desde entonces se celebra esta popular verbena en la cual las parejas participantes, ataviadas debidamente con el mantón de Manila ellas, y con traje ellos, bailan el chotis al son del organillo y diferentes ritmos como pasodobles con el acompañamiento de la banda de música de Ramales.

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